El campo de las ciencias del deporte se encuentra ahora bastante evolucionado con un gran volumen de literatura científica que va desde el rendimiento deportivo de élite, el mantenimiento de la salud hasta el manejo de enfermedades y discapacidades.

En términos de efectos fisiológicos, existen varios paralelismos entre el ejercicio y la farmacoterapia. Se aplican conceptos de modo, dosis y duración y, al igual que con la prescripción de medicamentos, los efectos en el cuerpo humano varían notablemente con los diferentes regímenes de ejercicio.

En general, el modo de ejercicio se puede dividir en dos categorías.

  • El ejercicio aeróbico o cardiorrespiratorio involucra a grandes grupos de músculos que realizan una actividad continua o intermitente durante un período de tiempo prolongado. Los efectos más destacados se encuentran en los sistemas cardiovascular y respiratorio aumentando su capacidad y mejorando el perfil de lípidos en sangre.
  • El ejercicio anabólico o de resistencia implica la realización de series de movimientos repetidos contra una resistencia durante la cual se produce fatiga neuromuscular en 6-12 repeticiones.

Los efectos más prominentes se encuentran en los sistemas nervioso y muscular, pero también se producen cambios importantes en los sistemas endocrino y esquelético. En la población anciana sin cáncer, el ejercicio ha sido respaldado como una potente contramedida para la sarcopenia y su implementación en entornos clínicos y domiciliarios es relativamente simple y económico (1). Además, se ha demostrado de manera confiable que este modo de ejercicio induce otros beneficios para la salud al promover aumentos en la capacidad para realizar las tareas diarias y una mayor capacidad de reserva física. Para ambos modos de ejercicio, la alteración de la intensidad, los períodos de descanso y el volumen de trabajo tiene como resultado influencias variables en todos los sistemas del cuerpo.

Como resultado, a menudo es difícil interpretar la literatura científica con respecto al ejercicio, la actividad física y el cáncer porque no se hacen estas distinciones. En términos de salud general, la recomendación inicial es la posición combinada del American College of Sports Medicine y la American Heart Association publicada en 2007 (2, 3). Esto se aplica a personas sanas que intentan reducir su riesgo de desarrollar cáncer inmediatamente después de la cirugía, durante la radiación y la quimioterapia, y los cuidados paliativos requieren una prescripción de ejercicio mucho más específica y bien monitoreada que se realiza mejor por un médico calificado. En otro lugar se ha publicado una revisión descriptiva detallada de estudios prospectivos de ejercicio que identifican programas de ejercicio cardiorrespiratorio y de resistencia (4). También hemos propuesto pautas generales de prescripción de ejercicios para que las utilicen los pacientes con cáncer y los supervivientes (4).

Bibliografía

  1. Taaffe DR: Sarcopenia. Exercise as a treatment strategy. Aust Fam Physician 2006, 35(3):130–134.
  2. Haskell WL, Lee IM, Pate RR, Powell KE, Blair SN, Franklin BA, et al.: Physical activity and public health: updated recommendation for adults from the American College of Sports Medicine and the American Heart Association. Med Sci Sports Exerc 2007, 39(8):1423–1434. doi:10.1249/ mss.0b013e3180616b27.
  3. Nelson ME, Rejeski WJ, Blair SN, Duncan PW, Judge JO, King AC, et al.: Physical activity and public health in older adults: recommendation from the American College of Sports Medicine and the American Heart Association. Med Sci Sports Exerc 2007, 39(8):1435–1445. doi:10.1249/ mss.0b013e3180616aa2.
  4. Galvao DA, Newton RU: Review of exercise intervention studies in cancer patients. J Clin Oncol 2005, 23(4):899–909. doi:10.1200/JCO.2005.06.085